·· tz’ikin El cuidado de la salud

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Hoy estamos listas para regresar a vernos, descubrir y recordar que los caminos son infinitos para recuperar nuestras vidas y esa fuerza maravillosa que por siglos fue sometida

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Queridas mujeres, hoy 28 de mayo las mujeres recordamos y reconocemos nuestro importante lugar en el cuidado de la salud, y traemos a la memoria todas las formas maravillosas de cuidar la vida que han atravesado nuestras vidas como historias personales y colectivas: el cuidado de la tierra, el cuidado de la siembra, de la limpia, de la cosecha; curar con plantas, con masajes, con piedras calientes, con temascal, con calor o con frío, conectadas con la luna, con el sol, con la tierra, con el agua, el fuego, con la energía y en sincronía con el universo. Cada una de nosotras podría hacer una lista muy, muy larga de los cuidados que consciente e inconscientemente le hemos regalado a la vida y celebrarlo con alegría.

Hoy estamos listas para regresar a vernos, descubrir y  recordar que los caminos son infinitos para recuperar nuestras vidas y esa fuerza maravillosa que por siglos fue sometida, se ha liberado y reaprendemos, recreamos y co-creamos  formas de cuidado amorosas, tiernas, determinadas, responsables, con límites, en reciprocidad, visibles, con amor propio. Tenemos certezas y conscientemente somos sujetas de nuestro bienestar con alegría, con gozo y placer pleno en todos los aspectos y desde este  lugar lo compartimos.

Liberarnos  y sacudirnos los micro, macro machismos de nuestros cuerpos y vidas tienen un denominador común la certeza del deseo y autodeterminación de salir de esas prisiones, romper las cadenas y jaulas sostenidas  por los miedos alimentados y fomentados por todo el sistema: la ausencia del amor por nosotras mismas, la falta de confianza en nosotras y en nuestros poderes para la vida, el miedo al fracaso, las subordinaciones, las carencias, las religiones, las amenazas, las violencias.

Tenemos la ventaja y certeza de las miles de mujeres que a través de los siglos nos demuestran que no hay mejor vida que la dignidad de la libertad, el bien propio y el bien común.

Nunca más un golpe, un acto invasivo, abusivo y violento sobre nuestros cuerpos.  El lugar del amor, de la ternura, de la co-responsabilidad están ante nosotras, los caminos son infinitos rompamos con la creencia de verdades únicas naturalizadas o normalizadas.

En esta crisis por el COVID-19, acompañémonos, cuidémonos, abriguémonos entre nosotras,  hablemos con nuestras hijas e hijos. Recordemos que tenemos muchos saberes sobre como pasar adversidades. Cuidemos de nuestras hijas e hijos que nadie les abuse, conversemos con ellas y ellos dándoles un espacio a solas para compartir qué hacer, y si hay abusos por el padre, tío, primo, hermano, padrastro, abuelo o quién sea, actuemos y busquemos apoyo de inmediato en nuestras redes. Y en cada ocasión regalémosles a ellas, ellos y a nosotras mismas nuestro amor y ternura.

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